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lunes, 12 de marzo de 2018

64- Villanueva de Odra (Palomares)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián), paciente de Ataxia de Friedreich.

Para acceder al índice de artículos del serial historiador sobre Villanueva de Odra, pinchar en: http://ataxia-y-ataxicos.blogspot.com.es/2017/12/indice-del-serial-historiador-sobre.html

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Nota previa: "Villanueva de Odra es la población rural donde nací, en el año 1954... y, salvo los cursos que estuve en internados durante mi época de estudiante, he vivido hasta mis 61 años. Actualmente, resido en la ciudad de Burgos".

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Vista panorámica de Villanueva de Odra... Fotografía de Jose Félix Ruiz

Como digo en la dedicatoria, este serial comenzó con la idea de escribir solamente 5 o 6 capítulos para mi blog personal, aunque, poco a poco, se ha ido alargando. Si bien he de decir -ya sé que no me creéis, viendo mi palabrería- que varias veces he estado a punto de tirar la toalla, porque mi mente corre y vuela, y mis manos para teclear, a causa de mi enfermedad progresiva, ya casi no se mueven. Lo cual me acarrea una gran ansiedad. Acabaré con este historial... ¿pero meterme en berenjenales...? ... ¡ni uno más!

En fin, también he de confesar, estar utilizando como base, para la confección de este serial historiador, un trabajo sobre tareas agrícolas del pasado y costumbres de Villanueva, realizado entre los 1990 y 1994. En realidad, nunca lo acabé. En pretensión, iba a ser una especie de gran álbum de fotos con comentarios de texto. Y ahí radica el problema que me llevó a desistir. Realicé los textos y una parte de las fotos... pero sentí imposibilidad de culminar la tarea fotográfica. Tenía en mi cabeza las ideas, pero no podía llevarlas a cabo... no sólo por ser paciente de Ataxia de Friedreich y usuario de silla de ruedas, sino porque hubiera necesitado incluso un equipo de trabajadores a mis órdenes para representar escenas que ya no existían...

Ahora, por el contrario, el tema de las fotos, con la era digital, está más fácil: Primero las robo, y después las pido... Es momento de dar las gracias a los máximos proveedores de material ilustrativo para el serial -entre veterinarios anda el juego-: Rafael Alonso Motta (sandovalés de adopción), y José Félix Ruiz (renacuajo de lo mismo). Y no digo si les adoptamos, o nos adoptaron ellos a nosotros... no vaya a ser que se me enfaden sus señoras. Podría añadir que ésta es tierra de bellas mozas... pero ahora las feministas se enojan hasta por piropos bienintencionados... Así que me callo... Dicho lo dicho, no añado más.

Bueno, a lo que iba... ¿¡Pero... a qué iba!?... ¡Ah, sí, iba a hablar de palomares! Y como tal tema no lo tengo en mi viejo e inacabado álbum para poder echar mano de algún que otro copy-paste... ¡¡¡me he pillado una pájara!!!... Mejor será seguir mañana... porque aún no sé por dónde empezar.

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En la década de 1960 aún puedo contar al menos una docena de palomares en Villanueva: dos de ellos en pleno campo, y cuatro en el exterior del casco poblacional, y el resto en la misma población. Era una forma barata de contribuir, mediante el sacrificado de los pichones de sus nidos, al repetido autoconsumo imperante hasta esa época. Las palomas ni eran bravas ni tampoco estaban domesticadas. Aunque el palomar era su casa, eran totalmente libres sin que, normalmente, recibieran una alimentación. Las palomas se buscaban la vida. Y, aunque a veces causaban destrozos en los sembrados, especialmente en los primeros yerales en madurar, allá por San Pedro, eran aves totalmente respetadas, al contrario que los gorriones, también llamados trigueros y pardales, que atacaban a los primeros cereales en madurar.

Desconozco los métodos de creación de un palomar, pero no parece que construir un edificio con una buhardilla abierta, y llenarlo de cesteñas (tejidos concavos de mimbre para que las palomas hicieran sus nidos) fuera suficiente para atraer una comunidad de palomas.

He hablado en el inicio de los tiempos de 1960, porque son los que conozco. Pero, se supone que esto de los palomares es una costumbre antiquísima. Y, por tanto, diría que ha habido palomares en Villanueva, incluso ante de llamarse así la población. ¿Entonces por qué no se habla de palomares en el Catastro del Marqués de la Ensenada, del año 1750...? Pues sencillamente porque el cuestionario no incluye ninguna pregunta al respecto. ¡Y mira que los funcionarios con fines recaudatorios son quisquillosos... y hasta incluyen una pregunta sobre el número de colmenas existentes en la población! Pero se olvidaron de preguntar por palomares. Obviamente, los representantes del concejo no iban a declarar para elaboración de impuestos nada que no les fuera preguntado. En este punto concreto, se dirían, sin decirse nada, que los pichones son nuestros, y nos los comemos nosotros.

Al contrario que en la llamada Tierra de Campos, ya entrados en la provincia de Palencia, donde los palomares tienen una llamativa forma circular, y encalados de color blanco, en nuestra comarca son de forma cuadrada, y tejado con vertido de aguas a una sola cara. Por cierto, en la fotografía inicial de este artículo se ve en primer plano un palomar adosado (a la izquierda de la imagen). Así, de forma cuadrada, aunque no adosados, eran -algunos aún quedan... aunque sin palomas- los palomares de Villanueva... salvo el de la iglesia, y el del molino (éste sí es cuadrado, pero su tejado vierte aguas a las cuatro caras del edificio).

Palomar de planta cuadrada con tejado de vertido de aguas a una sola cara... Fotografía extraída de Internet

El palomar de la iglesia, aunque nunca he estado en su interior, estaba situado ente las cúpulas de templo y el tejado. Por tanto, digamos que carecía de forma poligonal concreta, o ésta, en una especie desván, quedaba definida por la del propio templo. Este palomar era el más grande de todos: quizás tuviera tanta población de palomas como entre todos los demás palomares de Villanueva. Se ve que a las palomas les gustaban las alturas, o la paz del lugar, porque no creo que fueran beatas, o de comerse los santos. También pudiera influir tener agua en el río a pocos metros.

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Fue durante el curso 1965-66. Yo estuve 9 meses seguidos, sin regresar a casa, interno con los frailes benedictinos del monasterio de Santo Domingo de Silos. Durante tal tiempo, mis padres habían comprado una bodega-palomar a un vecino que emigró a la ciudad. En realidad, era un edificio compuesto: En la primera planta había un lagar (en el cual yo mismo pisé la uvas un año, en compañía de mi tío) y una escalera que conducía a un subterráneo utilizado como bodega... la segunda planta era el palomar.

Aunque mis padres solían comprar también fincas rústicas, aquella adquisición fue su ojito derecho durante algunos años... Las normas de administración de su palomar eran sencillas, se arrojaba en el suelo del palomar, para comida de las palomas, un poco de grano de cereal los días crudos del invierno... y no se quitaban los primeros pichones de la primavera: los cuales en teoría habían se servir para repoblación del palomar. A cambio, se podían obtener, de mayo a septiembre, 30 o 40 pichones divididos en distintas ocasiones... Cuando mi padre miraba los nidos, volvíamos a casa con cuatro, o seis pichones en un saco... Aparte de eso, realizaba sus cálculos: ...este nido tiene huevos... aquí había dos pichones, pero, por venir tarde, se han volado ya... estos dos aún son pequeños, aguantan una semana más... con éstos y con los del nido de la esquina, ya hay cuatro para otro domingo...

Pero todo se volvió agua de borrajas con una serie de robos ridículos... sin ton ni son... Entraban, a media noche, sigilosamente, por la buhardilla y tras taparla, se llevaban a todas las palomas. Por la sangre y las plumas, creo que las mataban a palancazos... y luego se iban por la puerta principal después de descerrajarla... Lo curioso del caso es que al año siguiente algunos tontos (llamarles ladrones hasta sería un elogio) volvieron a repetir la operación... esta vez no había palomas, claro.

El edificio lo convertimos en un merendero con chimenea para asar chuletas. Bueno, estar, estar... hace más de 25 años que no voy por allí. De todas formas, creo que tal cosa sea de robar, salvo una mesa y varias sillas... Allí está todo muerto de risa... totalmente olvidado.

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Si he hablado de que los palomares han sido una actividad viva en Villanueva hace bien poco, en la actualidad no hay "palomas comunes" (ése es el nombre con el que se conoce a esta clase de aves) en el pueblo, o a lo sumo haya un par de parejas. Sobre el porqué de esta extinción no puedo decir nada. No lo sé... y lo más que pudiera apuntar son elucubraciones sobre el tratamiento químico de las semillas... Sí he visto en Villanueva una paloma muy similar a la torcaz... pero... la torcaz antaño era una paloma de campo que anidaba entre los zarzales, pero ni por asomo la torcaz se acercaba a la población. ¿Entonces...? He preguntado al respecto... y me han dicho que no es la torcaz, sino una paloma de origen americano... Aquí en Burgos también las hay. Una de ellas anida en unos árboles que hay a la puerta de mi casa.

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Aunque no guarda relación con el título de palomares, anteriormente he hablado de gorriones, también llamados trigueros, o pardales. No hace mucho, estas avecillas en Villanueva eran superabundantes. Bastaba elevar los ojos, para verlos volando, o posados en algún tendido eléctrico, o, sin mirar a lo alto, dando saltitos por el suelo de las terrosas calles... Y dije antes que tenían mala fama, aunque no fueran perniciosos, en absoluto... Tampoco se ven en Villanueva ya, o apenas se ven... Da la sensación de que la evidente despoblación rural que ya llega casi al límite en el caso renacuajo, también ha afectado a gorriones y palomas... y todo se queda triste y solo de lunes a viernes...

Gorrión común, o pardal... Fotografía extraída de Internet

Si sobre palomas dije no saber las causas, si las veo (al menos alguna) en cuanto a gorriones. ¿Os habéis fijado en los archivos fotográficos de las casas de Villanueva? Todos los alares están perfectamente cerrados y las tejas bien ajustadas. ¿Dónde van anidar...? Y las cosechas se venden desde las fincas... y no hay ni "moradales" donde pudieran hallar granos pasados por la panza de las vacas. ¿Qué van a comer, los pobres...?

Me preguntaba Andrés hace pocos meses: ¿Te acuerdas de cuando íbamos a matar pajaritos (gorriones)? Claro que me acuerdo. Juraría haber escrito en una ocasión algo sobre ese tema, pero no lo encuentro... y lo lamento. En fin, resumiré:

Fue en los primeros años de la década de 1970. Salíamos a matar pájaros al caer la noche, provistos de una carabina y un par de linternas. Los gorriones estaban albergados en los aleros de los tejados, y no se movían al ser enfocados con las linternas. Quien apuntaba y disparaba con la carabina era Andrés, que, a pesar de la escasa luz de la linterna, donde ponía el ojo, ponía el perdigón de plomo... Luego desollábamos la caza, nada de pelar... Al día siguiente, nos guisaban los pajaritos... Y los merendábamos en la bodega, al pie de una cuba...

¿Qué nos ha pasado, Andrés? Ya sé que tú, Antonio Barriuso, y yo, ya somos viejos... los años no perdonan... y también que Serafín, lamentablemente, falleció... ¿Pero los gorriones... por qué ya no hay gorriones en Villanueva...?

Andrés, ahora te devuelvo la pregunta: ¿Te acuerdas de cuando merendábamos gato asado?. ¡¡Qué tiempos!!.

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Para acceder al índice de artículos del serial historiador sobre Villanueva de Odra, pinchar en: http://ataxia-y-ataxicos.blogspot.com.es/2017/12/indice-del-serial-historiador-sobre.html

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